Caracas, 08 Abr. AVN.- A dos días del inicio de la VII Cumbre de las Américas, a celebrarse entre el 10 y 11 de este mes en la ciudad de Panamá, y debido a las múltiples manifestaciones de rechazo que a nivel mundial ha recibido el decreto ejecutivo de Estados Unidos en el que se califica a Venezuela como una "amenaza extraordinaria e inusual" para la seguridad de su nación; el Gobierno de Barack Obama ha intentado minimizar el impacto de dicha proclama imperialista alegando que esta se realizó bajo un formato genérico aplicado al sancionar a cualquier nación del mundo, con lo que pretende restarle importancia a la acción y al tilde negativo que se le adjudicó a la nación bolivariana.
Este martes, el asesor presidencial sobre Seguridad Nacional de Estados Unidos, Ben Rhodes, justificó, durante una teleconferencia con periodistas, que el texto de la resolución ejecutiva -suscrito el pasado 9 de marzo- "es completamente proforma, es el texto que usamos en órdenes ejecutivas para todo el planeta".
Dichas "ordenes ejecutivas" han sido utilizadas por el imperio estadounidense constantemente como precedentes para intervenciones militares en otros países, tal es el caso de Libia o Irak, por mencionar algunos.
Rhodes, el mismo que en días pasados calificó como ridículas las denuncias del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sobre la injerencia extranjera, excusó la acción señalando que el término "amenaza" "forma parte del lenguaje propio de las órdenes ejecutivas".
"Estados Unidos no cree que Venezuela representa alguna amenaza a nuestra seguridad nacional. Honestamente, tenemos un formato con el que elaboramos nuestras órdenes ejecutivas", indicó el funcionario con lo que contraria en su totalidad el texto del referido decreto.
En este mismo intento, el principal asesor de EEUU para Latinoamérica, Ricardo Zúñiga, enfatizó que la orden presidencial se refiere a la supuesta "situación" de violación de los derechos humanos que ellos concluyen injustificadamente hay en Venezuela, al tiempo que aceptó el error que significó emitir el decreto.
"No negamos que el lenguaje del texto creó cierta confusión a nuestros socios" en la región, agregó Zúñiga durante el encuentro con periodistas.
Ante el decreto injerencista, el pasado 19 de marzo, el Gobierno nacional, activó la campaña Venezuela no es una amenaza, somos esperanza, que busca reunir 10 millones de firmas que representan la exigencia del pueblo venezolano y de otros pueblos del mundo de la derogación inmediata de este decreto. Hasta la fecha, se han recolectado más de nueve millones 100 mil firmas sólo en Venezuela.
Decreto imperial: paso previo para el ataque
A pesar de este intento por mitigar su acción, el Gobierno imperialista de EEUU históricamente ha emitido este tipo de decretos, en los que se usa como excusas "la existencia" de Estados narcotraficantes, terroristas o violadores de derechos humanos, como paso previo a invasiones y ataques contra los pueblos del mundo que no se someten a los intereses de la Casa Blanca.
No es la primera vez que Estados Unidos emprende una embestida de esta magnitud contra los países que están dentro de la lista de sus objetivos, y cuyos resultados han sido incontables casos de violación de los derechos humanos: 72 países en el mundo entero han sido invadidos por el país norteamericano y mantiene desde hace varias décadas una política de intromisión en los asuntos internos de 19 países, con el fin único de desestabilizar y castigar las posturas "incomodas" de Estados donde yacen recursos naturales de interés para la nación estadounidense.
Entre los países del continente que han sido intervenido están México (en los años 1836, 1846, 1913, 1914, 1918, 1923, teniendo como resultado el arrebato de dos tercio de su territorio); Nicaragua (1856, 1857, 1894, 1899, 1907, 1910, 1912, 1933, 1981, 1990); Chile (1891 y 1973, este año gobierno sobrevino una dictadura encabezada por el general Augusto Pinochet); Panamá (1895, 1901, 1914, 1918, 1925, 1958, 1964 y 1989); entre otros. Con el referido decreto, pretenden incluir en esta lista a Venezuela, que desde hace 16 años ha defendido la Revolución Bolivariana de los ataques del Gobierno estadounidense, que incluso apoyó el golpe de Estado de 2002 contra el comandante Hugo Chávez.
Intento por fracturar la unidad regional
El pasado viernes, la subsecretaria de Estados Unidos para Latinoamérica, Roberta Jacobson confesó sentirse "decepcionada" por la reacción de respaldo que los países de la región manifestaron al Gobierno y al pueblo de Venezuela tras ser emitido el decreto firmado por Obama.
Venezuela fue respaldada por los países miembro de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Mercado Común del Sur (Mercosur) y Petrocaribe, entre otros organismos internacionales.
"El tono que están usando ahora los líderes (latinoamericanos) demonizan a Estados Unidos como si fuera la fuente de los problemas de Venezuela, cuando no lo somos, y esto nos dificulta avanzar de una manera pragmática", admitió Jacobson.
Además, la nación bolivariana también ha recibido el respaldo del Grupo de los 77 más China y el Movimiento de Países no Alineados, este último agrupa 120 naciones del mundo.
Preparan sabotaje contra Venezuela en la Cumbre de las Américas
Este martes, 15 Organizaciones populares de Panamá enviaron una carta a la canciller de ese país centroamericano, Isabel De Saint Malo de Alvarado, en la que expresan preocupación por las actividades y movilizaciones de protestas organizadas por sectores opositores a los gobiernos de Venezuela y Cuba, con las cuales se pretende conspirar contra estas naciones, previo y durante la VII Cumbre de las Américas.
A través de un comunicado oficial, estos movimientos solicitan al Gobierno panameño tomar las medidas pertinentes, a fin de evitar que se den estas actividades conspirativas y de provocación contra Cuba y Venezuela y sus delegaciones oficiales.
Igualmente, aclaran que no se oponen a la libertad de expresión de quienes mantienen posturas distintas a estos países latinoamericanos, pero se mostraron adversos a las actividades conspirativas y manifestaciones públicas extra Cumbre, que tienen una intencionalidad perversa, en contra de las dos naciones hermanas y profundamente antiimperialistas.
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